No espero nada – Borrador
De vos no espero nada.
Hace seis o siete vidas que dejé de esperar
mucho antes del remolino de tus culpas,
mucho antes del día aquel, de los últimos,
cuando hablabas como extraña
cuando hablabas el lenguaje de la excusa
y me veías como extraño.
En ese tiempo yo, o mejor dicho, mi dignidad,
se conformaba con mijagas de tiempo,
con retazos de palabras más o menos colocadas
y llenó sus esperanzas con tus excusas vacías,
En aquellos tontos días
me conformaba con migajas de tu tiempo,
con retazos de palabras intentando ser remiendos,
mi ingenuidad construía lo que para vos
ya no tenía aliento.
En aquellos crueles días
una mirada era un insulto,
una petición sincera era un abuso,
una sola pregunta, una declaración de guerra.
En aquellos tontos días
mal gasté mis horas inventando remedios,
¿qué se va a hacer? Si eso que se confunde
con amor odia a la razón.
En aquellos crueles días
tu prioridad y la mía eran tan distintas,
tu soledad y la mía tan opuestas,
tu tristeza y la mía incomprensibles.
De vos no espero nada.
Aquellos tontos días murieron para siempre,
Aquellos crueles días otros más crueles te los habrán cobrado,
De mi para vos no hay nada,
Ni estos versos que creés que son tuyos,
tan confiada,
Estos versos son para que terminen otros tontos días,
para que ya no se construya donde ya no hay aliento,
para que ya no se gasten horas ni se mendigue tiempo,
ni se dejen remendar con retazos de palabras,
ni se llame amor a una simple cosa.
Y bueno sería si con esto terminaran otros crueles días,
y pudieran ver en una mirada, verdad,
y hubieran peticiones contestadas,
y preguntas respondidas sin acabar tirados en un campo
de batalla,
y que las prioridades fueran compartidas,
y las soledades buenas compañeras,
y las tristezas regalando sonrisas.
De vos no espero nada.
Dejé de hacerlo hace seis o siete vidas.
Un abrazo para cada uno. Hoy quiero compartirles un poema que todavía no está listo. He de confesar que me gusta más escribir sobre papel y con tinta, y tachar, y colocar paréntesis y flechas, y hacer taches más grandes y luego «pasar en limpio» y volver a tachar otras cosas hasta que finalmente queda el poema. No siempre es así, hay algunos que nacen tal cual y así los dejo. Pero hay otros que nacen verso a verso. Hace poco les compartí uno que se llama Muero por un tiempo y ese poema nació porque estaba escuchando una noticia hace unos años de un museo del cual se habían robado una pintura famosa. Decía la señorita de las noticias: Vulneraron alguna de las entradas. Y ahí nació la primera estrofa: Vulneraste todas mis entradas // mis puertas de acero // mis ventanas sellas // a mí, celoso vigía. Y nada, tenía eso. Y a partir de allí lo fui construyendo. Es uno de mis favoritos.
Veremos en que resulta la versión final de este que por ahora llamémoslo Borrador.
Gracias por leerme.